dijous, 30 de setembre del 2010

El significado de las cosas

Resulta curioso ver como se puede malograr una palabra con el paso de los tiempos. Hoy en día parece imposible desligar el término “Romanticismo” a literatura rosa o hazañas amorosas. Sin dejar de ser correcto, este significado, está incompleto.
¿Qué dirían los bravos piratas y los despiadados cosacos de Espronceda frente a las actuales películas “románticas”? ¿Que opinaría Allan Poe, quien se caso con su prima adolescente con síndrome de Down; a la que no dudaba en engañar después de su segunda cerveza, al ver como se tilda de romántico a la última celebridad del papel cuche por haberse casado en un yate?
El romanticismo nació como sentimiento puro. ¿Amor? Por supuesto. ¿Solo amor? En absoluto. El sentimiento romántico se basa en una libertad, que lleva inexorablemente a la soledad junto a un posterior desconsuelo, y en la búsqueda del sentimiento, búsqueda que les llevara a codearse con el hedonismo más clásico.
He ahí la importancia de esta obra “El caminante sobre un mar de nubes”, pues, damas y caballeros, nos encontramos ante la máxima expresión pictórica de lo que implica el romanticismo. ¿Qué mejor forma de explicar un sentimiento que una metáfora?
 A Caspar David Friederich, autor de la obra y exquisito paisajista, poco le importaban los escaladores y las montañas, ya que su idea no era pintar la realidad sino el sentimiento. Quien se obceque en ver solo lo que está pintado se perderá el significado de las pinturas, igual que solo leerá letras en un libro.
Es obvio que no nos encontramos ante un caminante literal, igual que no nos encontramos ante una montaña ni unas nubes literales. El caminante no es más que un buscador que ha seguido su duro camino, para detenerse ante su objetivo. Un objetivo difuso y nebuloso. ¿Qué encontramos entre las nubes? Una quimera. Son nubes sin forma, que el caminante escrudiña intentando vislumbrar en ellas lo que tanto ansia, el autentico sentimiento.
¿Qué sentimiento? ¿El amor de los poemas de Becker? ¿La crítica de los artículos de Larra? ¿El suspense de las novelas de Bram Stroker?  Damas y caballeros, nos encontramos frente a la quimera del sentimiento romántico. Y esa quimera es la que desarrolla la utopía romántica. La utopía de poder escribir sobre mil sentimientos a sabiendas de que solo hay uno que bien vale un poema.