dilluns, 20 de desembre del 2010

Pintura sin tapujos

Me he jactado de decir que el valor de las obras de Van Gogh radica en su aparente sencillez. Pues es capaz de conseguir una autentica sensación de profundidad a través de pinceladas gruesas y, a priori, intuitivas. Precisamente gracias a esta sencillez podemos observar claramente aspectos técnicos en las obras de Van Gogh.
Hay temáticas que invitan a decantarse por una u otra técnica a la hora de representarla, por eso optare por una temática neutra y representativa dentro de la pintura de Van Gogh. Me refiero ¿cómo no? a sus autorretratos.
A lo largo de su carrera, Van Gogh, en su búsqueda por representar el instante, dedico muchas de sus pinturas a plasmar su propia imagen. A pesar de ser una temática aparentemente tan neutra y estéril, estos cuadros poseen una gran fuerza. Gracias a estas obras no solo podemos ver la evolución física del artista sino una evolución artística.
Estos autorretratos comienzan en Paris el año 1886. Estos son unos cuadros descontextualizados, pues no existe ningún detalle que nos indique la situación del artista. Aun así estas serán los más detallistas: los rasgos de su cara se definen más fácilmente gracias a la utilización de sombras y aparecen objetos nítidos como pipas de fumar o lienzos. Estos también son los más oscuros y lúgubres dentro de su repertorio.
La segunda etapa dentro de los autorretratos son los de Paris durante los años 1887 y 1888. Estos cuadros comienzan a conseguir el colorido que caracterizaran las obras de Van Gogh. La pincelada se vuelve más gruesa e independiente. Esto provoca que se pierda detallismo en la representación pero sorprendentemente se consigue una mayor sensibilidad


Los siguientes cuadros son los que Van Gogh pinto durante su permanencia en el manicomio de Arles los años 1888 y 1889. Es en esta etapa cuando apareen los autorretratos más completos. Comienzan a emerger pinceladas más gruesas que se combinan con las cortas para crear representaciones entrañables. Cabe destacar la aparición del primer autorretrato contextualizado.


La última etapa en los autorretratos de Van Gogh hace referencia a su salida de Arles y su posterior llegada a Saint- Remy en 1889. Son los cuadros más sobrios del artista. Quizás debido a la obligación de demostrar algo, teniendo en cuenta de donde provenía. Estas son unas representaciones melancólicas donde las pinceladas gruesas y potentes adquieren una mayor soltura pero continúan siendo las principales protagonistas de unas obras llena de fuerza, de pasión y, en definitiva, de arte.

dissabte, 18 de desembre del 2010

Una de verdades.

Cervantes fue un poeta pésimo y peor dramaturgo. Esta es una gran verdad, pero no olvidemos que Cervantes es de los mejores novelistas que han pisado tierra española. También es cierto que Cervantes nunca vivió de sus obras. Nadie podía tomar en serio los escritos de alguien que había firmado tan desechables versos. Así que cuando alguien de la época veía un ejemplar del Quijote, no veía la obra más representativa de la literatura española, sino que contemplaba un nuevo libro de aquel escritorucho de representaciones densas y aburridas.
No mentiré diciendo que Van Gogh es o fue el mejor pintor. Pero siempre resulta curioso que un pintor tan importante como él no consiguiera vender ningún cuadro. La verdad es que si nos limitamos a ver sus cuadros vemos obras sencillas, pinceladas gruesas, ninguna señal de detallismo y los estudios de perspectiva y contexto son bastante superficiales.
Tampoco sería faltar a la verdad decir que la vida de Van Gogh no es para nada envidiable. Nos encontramos frente a un borracho incorregible que vivía de lo que le daba su hermano mayor. Me esforzare por ser fiel a la verdad y diré que Van Gogh fue un artista muy temperamental. Tanto que llegaría a ser ingresado en una institución mental. ¿Van Gogh era temperamental o estaba loco? Lo verdad es que era temperamental pero el miedo a mentir me hace no afirmar nada sobre la cordura del artista.
Pero dejando a tras al Van Gogh como persona, la única fuente veraz del Van Gogh pintor son sus obras. Unas obras realmente sencillas y será esta cualidad la que las dote de valor artístico. Es una sencillez pasmosa y atrayente. Sus trazos pueden ser largos y gruesos pero también están llenos de sentimiento y energía. Sus estudios de perspectiva y contexto son superficiales, porque no los necesita. La superficialidad de estos estudios son acordes al objetivo de sus obras: la sencillez. En honor a la verdad diré que aunque superficiales nadie podría decir que la perspectiva y el contexto de Van Gogh están descuidados, pues es capaz de dotar de todas estas cualidades a obras hechas con pinceladas sencillas.
"La noche estrellada" de Van Gogh (1889)
Esta noche dormiré sin remordimientos si escribo que Van Gogh no es el mejor pintor del mundo, pero la verdad es que, aun no siendo el mejor, Van Gogh es mi pintor favorito. Un pintor que no tardo en adoptar y perfeccionar el hábito de la ejecución rápida al aire libre. Un pintor con una pincelada gruesa y densa que deja tras de sí un importante despliegue de color y sentimiento. Un pintor que concibió sus cuadros como el lugar donde debía proyectar con inmediatez sus pasiones y sentimientos siempre tendiendo a una temática de valor simbólico.
Lo primordial para Van Gogh no era el aspecto comercial, sino su carácter personal. Sus cuadros son el medio por el que el artista puede desfogarse y plasmar todos los sentimientos que le afectan. Sus obras son reflejo de sus pasiones e inquietudes. Los suyos son cuadros de una desnudez embaucadora. Una desnudez que podría deberse a su probable locura. En todo caso deberíamos plantearnos el dilema de si vale la pena una locura así a cambio de un artista tan grande.
"El dormitorio" de Van Gogh (1889)
                                      

dijous, 16 de desembre del 2010

Mimetismos de un instante.

Toda acción conlleva una reacción. Lo mismo pasa con el arte. Hagamos memoria y comprobemos que estilos artísticos estaban en vigor en el siglo XIX. Por una parte nos encontramos con un neoclasicismo donde todo atisbo de decoración ha sido eliminado en pos de un mensaje idealizador. Por otra parte tenemos un realismo estrictamente sobrio y donde lo primordial es el análisis de la situación. En ambos casos tenemos estilos artísticos muy académicos y técnicamente anclados.  
Frente a este hecho los artistas reaccionaron aborreciendo esas obras tan densas con un mensaje tan claro y transcendental. Estos artistas deseaban encontrar un arte puramente recreativo, un arte con el que pudieran evadirse de los mensajes y centrarse en el disfrute del arte como tal. Estos artistas acabarían conformando lo que hoy conocemos como impresionismo.
"La merienda campestre" de Eduard Manet (1863)

El impresionismo busca aquello que no encontraba en los estilos anteriores. Busca la recreación visual a través de obras bellas llenas de color, pero sobre todo por la innovación técnica. Es ahora cuando aparecen técnicas como el puntillismo, componer las pinturas a través de puntos de distintos colores, y los punteados, crear las figuras a partir de pinceladas cortas y gruesas. Toda esta recreación visual les llevaría a experimentar un hedonismo sensitivo.
"Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte" de Georges Seurat (1884-1886)
Para los impresionistas sus obras no requerían de grandes motivos ni mensajes, es más, desechaban los mensajes y los trasfondos que restaran importancia al fruto de sus pinceladas. Lo importante era el disfrute de la obra y el hecho de colocar en ella algo que no dotara a la composición de mayor belleza o capacidad sensitiva era prescindible, por no decir desechable. De aquí que las obras impresionistas estén impregnadas de temáticas cotidianas. 
Abunda la búsqueda por representar lo inmediato, el instante, el cambio. Buscan transmitir las sensaciones que implican las escenas pero a través de la técnica, no de las figuras. En los cuadros impresionistas las figuras sirven para identificar la escena y dotarla de un mínimo contexto para que el artista pueda desplegar todas sus dotes técnicas. En estas pinturas cobran más importancia los trazos que las propias representaciones.
"Estacion de Saint Lazare" de Claude Monet (1977)
Mientras que el realismo pugnaba con la fotografía en capacidades representativas, los impresionistas se esfuerzan por aumentar aún más su distancia con la fotografía. Dejan claro que una cosa es hacer fotos y otra hacer pintura. Sus obras no son las que mejor representan las cosas, para eso ya está la fotografía, pero si la que mas transmiten, la que mas innovan y la que son capaces de llevar al arte por nuevos derroteros después de siglos conformándose con dibujar las cosas tal y como son en la realidad.

diumenge, 12 de desembre del 2010

La realidad

Si la Revolución Francesa marco el camino a seguir para el neoclasicismo, ahora serán las teorías de Marx y Engels las que abrirán el camino a un nuevo estilo artístico. El marxismo desarrolla las ideas socialistas, donde las organizaciones proletarias tienen una gran relevancia. Es ahora cuando se acuñan términos como “enfrentamiento social” y “lucha de clases”. A modo de compromiso con estas nuevas teorías sociales, los artistas adoptan una actitud de apoyo para con las clases trabajadoras. Esta nueva visión del arte se dará a conocer como realismo.
"El vagón de la tercera clase" de Daumier (1860-1864)
Un realismo que rechazara rotundamente la subjetividad pictórica y el carácter evasivo de la pintura.
En el realismo lo primordial es la realidad. Las aspiraciones del artista pasaran por concebir un reflejo fiel del contexto que le rodea. Un reflejo objetivo, que  rehuirá de cualquier atisbo de artificialidad. Estas serán obras densas. Abundan los detalles, las texturas y las figuras.
El realismo como tal, es decir, sin tener en cuenta las obras puramente comerciales, desecha la personalización. En ningún caso una única persona será la protagonista de la acción. Los individuos aparecen como un elemento más dentro de la obra. Se retrata a personas dentro de una escena que les dé sentido, que explique su situación y que muestre su posición dentro del conglomerado de la sociedad.
"El ángelus" de Millet (1857-1859)
Existe una variante del realismo, el realismo francés para ser exactos, que permite la intromisión del carácter recreativo en la pintura. Es aquí donde los paisajes tendrán un gran protagonismo. Unos paisajes puramente sublimes. Vemos como todas esas técnicas, que habían estado dirigidas al análisis del contexto social, encuentran un lugar donde son utilizadas para describir bellos y emblemáticos paisajes. Estos son paisajes vastos en detalles, pudiendo diferenciar cada hoja y arruga en la corteza de los arboles.
"El puente de Nantes" de Carot (1868- 1870)
Con todo esto pretendo mostrar como el realismo es fruto del marxismo, no confundir con comunismo. Como el espíritu marxista provoca que los artistas se planteen la observación y análisis de su alrededor. Como toda esta observación y análisis se traduce en obras repletas de detalles y recovecos donde no hay lugar para florituras ni ostentaciones vánales, pues esta decoración trastornaría todo el estudio de la realidad que conllevan estas obras. Resulta curioso comprobar cómo un estilo tan puramente académico o, por lo menos, no recreativo, pueda potenciar de una forma tan potente una rama artística tan gratuita y distraída como lo es el paisaje.

dissabte, 4 de desembre del 2010

Cuestión de clases

En el Antiguo Régimen el  poder era propiedad de los nobles y estos se esforzaban mucho en que su mayor capacidad de recursos quedara reflejada en cada uno de los rasgo de sus vidas. De aquí la aparición del arte rococó.
El rococó es una corriente artística relacionada con la decoración. Por supuesto estaba vinculada a la alta sociedad, especialmente a la francesa. Era un estilo centrado en transmitir poder y exclusividad. Entre sus características destacan: la utilización de las forjas de oro, la complicación de las formas y la conexión con la naturaleza.
Veamos la imagen:
Plaza Stanislas de Nancy (1752-55)
No nos olvidemos de que son solo verjas, pero verjas rebosantes de oro y de un desparpajo técnico descaradamente desbordantes a la par que prescindibles. ¿Cómo serán las casas si las verjas están decoradas de esa forma? Ahora pongámonos en la piel de un campesino del Antiguo Régimen que se ha pasado toda la vida trabajando su terreno y que llega hasta esas despampanantes verjas. Es obvio que para el campesino traspasar esas verjas seria entrar en un mundo completamente distinto al que el proviene. Un mundo de oro y lujo, que nada tiene que ver con su miseria y hambre.  ¿De verdad alguien piensa que esta sensación es casual?
Si extrapolamos las características de las verjas a la pintura, nos encontramos con unas representaciones vacías e inertes. Abunda el egocentrismo con representaciones protagonizadas por los propios nobles en situaciones puramente recreativas. Tengo que admitir que el aspecto técnico está más cuidado. Se puede encontrar detallismos interesantes e incluso “sfumatos” bien cuidados y un dinamismo compositivo muy logrado. Pero volvemos a lo mismo, el apartado técnico ha de estar supeditado al significado de la obra y estas obras no tienen significado más allá que remarcar su estatus social. En mi mas que humilde opinión el rococó es puro onanismo artístico.

"The swing" de Fragonart (1767)

diumenge, 28 de novembre del 2010

Ideas y mensajes

Después de la Revolución Francesa, Europa se caracterizaba por la inestabilidad social y política. Esta inestabilidad se debe a la abolición del Antiguo Régimen y al establecimiento de un nuevo orden social. Para sofocar esta inestabilidad se intento establecer unos valores humanos que permanecieran tras el trascendental cambio social que estaba aconteciendo. La principal herramienta para implantar estos valores fue el arte y en especial el neoclasicismo.
El carácter moralizante del neoclasicismo se refleja en los temas elegidos. Priman la temática mitológica, acogiendo como protagonistas héroes que representan una serie de valores como, por ejemplo, el patriotismo, la abnegación, o la dignidad. Las obras neoclásicas están repletas de alegorías pictóricas que transmiten las inquietudes morales del artista.
"El juramento de los Horacios" de David (1785)
En lo referente al apartado técnico destaca el predominio de la línea sobre el color y la desconfianza hacia las representaciones que imiten texturas o efectos lumínicos. Son unas pinturas sobrias que rehúsan de cualquier tipo de ornamentación que no haga referencia al mensaje moralizante, que contienen. La importancia del mensaje se materializa en la búsqueda de la claridad y las composiciones sencillas, todo esto para centrar la atención del público en lo esencial, eliminando, para ello, cualquier tipo de escorzos, decoraciones y perspectivas.
El objetivo del arte neoclásico no se puede separar de su carácter moralizante y, prácticamente adoctrinarte. En el neoclasicismo nos encontramos con obras cuya intención es la de conmover al espectador para despertar en él sentimientos virtuosos y moralmente elevados.  

Buscando a las musas

La inspiración es impredecible. Nunca sabes cómo te la vas a encontrar, puede que aparezca espontáneamente, puede que después de leer un libro, o puede que te cruces con ella paseando por los pasillos. No importa lo que tengas que hacer para encontrarla porque sabes que ahí está, un haz de luz que te ilumina durante unos segundos para que después te pases días intentando recordar lo que te mostraban esos destellos. Algo parecido le pasaba a Velázquez con los bufones.
El lector fiel ya sabrá que Velázquez aprovecho su introducción en la Corte española para hacer retratos nobiliarios que se traducían en grandes cantidades de dinero y para viajar por Europa pudiendo, así, mejorar su estudio compositivo. Pero todos esos cuadros eran o bien encargos o bien demostraciones de su dominio de la pintura. No os equivoquéis, mi intención no es insinuar que estas obras no tengan valor, sino que la razón de su ser se debía al contexto del artista no al propio artista.
En los últimos cuadros de Velázquez, contemplamos retratos a los bufones que poblaban las Cortes. Estas son representaciones auténticamente naturalistas pero que dejan entrever la inquietud del autor por lo extravagante.
"El niño de Vallecas" de Velazquez (1643)
Así pues tenemos a un Velázquez que se ha convertido en un hito en toda Europa, que lo ha conseguido casi todo en la pintura y que para nada dejara de hacer los cuadros que ha hecho siempre, pero, con todo esto, ha llegado el momento de plantearse retos mas personales. Estos serán cuadros con los que no ganara dinero pero que satisfará necesidades que no tienen que ver con lo material. Me refiero, ¿cómo no? a los retratos sobre los bufones.
"El bufón Calabacillas" de Velazquez (1638)

Fue en esta época en la que Velázquez empieza a sentir una atracción hacia lo inusual, hacia lo estrambótico. Siente el deseo de representar aquello único y que no se puede comparar a otra cosa. Aquí cobran importancia los bufones, unos personajes que pueblan las cortes pero por los que nadie ha sentido el menor interés.

Lejos de los convencionalismos los bufones de Velázquez no aparecen como tales, es mas son representados con solemnidad y rigurosidad. No mostraba a bufones desempeñando sus malabares, ni brincando, los mostraba estáticos y con una pose natural. Era como ver a los bufones cuando no hacían bufonadas. Esto era una temática que a pocas personas le interesaban pero que en la actualidad está llena de significado. Nos muestra la humanidad de esos bufones a los que la gente solo acudía para reírse de ellos.

Esta es la razón de que hoy en día se considere a Velázquez uno de los grandes genios de la pintura. No porque fuera el mejor pintando ni por qué sus cuadros fuesen los más bonitos, si no por su forma de buscar la inspiración. Una búsqueda que rehuía de lo cotidiano, lo banal, y lo tradicional, una búsqueda que le llevo a adelantarse a su tiempo y a demostrar que pintar una obra de arte eran mucho más que manchar un lienzo con colores.

"El bufón don Sebastián de Morra"
de Velazquez (1645) 

diumenge, 21 de novembre del 2010

El entorno y el artista

La producción de un artista depende de muchos factores. La educación, la cultura y la sociedad en la que vive podrían ser los más relevantes, aunque tampoco podemos olvidar su vida sentimental, sus relaciones personales e incluso el cómo se haya levantado ese día pueden llegar a ser cruciales. Hoy nos centraremos en el entorno y en cómo este afecta a un pintor de renombre como Velázquez.
Velázquez comienza su vida artística en un taller sevillano. Es esta la época en la que aparece “Vieja friendo huevos”. En este cuadro se hace gala de un realismo y de un detallismo desbordantes. El autor nos permite disfrutar de todos los pliegues de las ropas, de cada arruga de los rostros y hasta podemos distinguir el aceite dentro del cazo. Claramente esta es una obra majestuosa pero que está claramente condicionada por las pinturas costumbristas y el realismo de la escuela andaluza.
"Vieja friendo huevos" de Velazquez (1618)
Después, Velázquez llega a Madrid para introducirse en la Corte de los reyes de España. En esta época aparece una gran cantidad de retratos protagonizados por la nobleza. Unos retratos como “El príncipe Baltasar Carlos a caballo”. Unos cuadros bonitos y correctos, pero que no llegan realmente a destacar. Es aquí donde Velázquez saca todo el oficio que esconde una vocación como la pintura para representar cuadros que no le quitan el sueño pero que le permiten cobrar grandes cantidades de dinero.
"Felipe IV" de Velazquez (1626)
Siguiendo en la Corte, Velázquez viaja a Italia, donde se empapa de todo lo que era el Renacimiento. Allí es donde el pintor descubre la mitología clásica y perfecciona sus representaciones anatómicas. Es esta la época de cuadros como “La fragua de Vulcano” 
"La fragua de Vulcano" de Velazquez (1630)
En un segundo viaje a Italia, Velázquez profundiza mas en el conocimiento de la pintura italiana centrándose en los paisajes. Precisamente paisajes serán las dos obras que cree durante su estancia en Italia. Me refiero a “Paisaje de la Villa Medicis”, en los que sobresale la soltura de la pincelada, la captación del ambiente exterior y la gran habilidad en la representación de la luz solar. Unas características que rallan con un todavía desconocido impresionismo.
"Paisaje de la Villa Medicis" de Velazquez (1651)
Este repaso a la obra de Velázquez viene a demostrar como el artista absorbe su contexto y como esto condiciona sus obras.  De cómo aquel que pintaba los cuadros detallistas en Sevilla era porque eso le habían enseñado, de cómo entrar en la Corte española le hace pintar numerosos retratos nobiliarios, de cómo es el propio Velázquez el interesado en absorber contextos y por eso viaja a Italia en dos ocasiones. Si no de que iba a pintar un andaluz cuadros sobre dioses griegos, o como iba, aquel joven que pintaba hasta la última arruga de una vieja, a acabar pintado paisajes a base de pinceladas gruesas.  




dissabte, 13 de novembre del 2010

Con luces y sombras


"El amor vistorioso" de Caravaggio

     El lector fiel ya estará cansado de escuchar hablar de la falta de decoro, por lo que esta vez nos centraremos en los aspectos técnicos de la pintura de Caravaggio. En actualizaciones anteriores ya se ha leído algo sobre el naturalismo, el estilo que representa de forma natural las formas y líneas en una pintura. Esto se conseguía mediante pinceladas cortas, que conseguían un alto grado de detallismo. También se requiere un importante conocimiento en el uso de los colores. La degradación de los colores es la principal baza para conseguir texturas que imiten a las reales. El dominio en la tonalidad de los colores también es consecuencia del magnífico dominio de la luz del que hace gala Caravagio. Y ahora atentos que es cuando viene la pregunta. ¿Cómo puede haber dominio del color en Caravaggio cuando todas sus obras son oscuras?

     Rememoremos el Renacimiento. Nadie dudara de que esos cuadros estuvieran llenos de luz. No hacia falta que la acción pasara al aire libre para que la luz estuviera en todas partes. Pero que allá luz no significa que la controles. Con tanta luz permites al espectador controlar toda la escena y poder centrarte en definir el contexto de la obra.

"Santa Catalina de Alejandria"
de Caravaggio

     Pero Caravaggio basa el virtuosismo de su iluminación precisamente en la escasez de la luz, pues dominar la iluminación no consiste en iluminar todo sino iluminar solo aquello que quieres iluminar. Si decíamos que la luz servia a los renacentistas para definir el contexto de las pinturas, Caravaggio utiliza la oscuridad para definir sus figuras. En la gran mayoría de sus cuadros las personas y objetos representados aparecen a través de las tinieblas y aun así las contemplamos de una forma más clara que si estuvieran completamente iluminadas. ¿La ausencia de luz significaba que no se supiera contextualizar el cuadro? En absoluto, pues es la ausencia de contexto lo que provoca que la atención se centre en el sujeto de la pintura. Eso es lo que busca el autor. Es aquí cuando volvemos a la falta de decoro. La pintura de Caravaggio no empieza con cosas bonitas ni se va por las ramas, es mas las pinturas tienen un objetivo y eso es lo que explota el autor, eliminando todo lo superfluo y dejando solo lo importante.


"La vocacion de San Mateo" de Caravaggio

     No cabe olvidar el dinamismo de las obras de Caravaggio un dinamismo conseguido mediante la introducción brusca y directa de la luz. Esta luz suelen ser haces luminosos y diagonales que cruzan la composición, mostrando parte del contexto, que la oscuridad nos ha arrebatado, y dotando a la obra de movimiento. Así pues que las obras de Caravaggio sean oscuras no implica la ausencia de luz, sino que la luz es utilizada para satisfacer las inquietudes estilísticas, compositivas y narrativas del autor.



divendres, 5 de novembre del 2010

Lo que hay detrás de cada persona.

El lector fiel ya conocerá como la falta de decoro acabo con la representación idílica de la realidad introduciendo el realismo en la pintura, hecho que dio origen al naturalismo, cuyo promotor y máximo representante no es otro que Caravaggio. Pero el cambio no afecta solo a las figuras. No se cambia el arte simplemente con decir “en vez de pintar a gente guapa voy a pintar a feos”. No, eso no es arte. Un pensamiento asi es algo vacio y carente de significado. De nada sirve ser el que mejor pinte si no tienes algo que transmitir. La pintura vacía no es arte. El arte debe tener un significado, al igual que las palabras deben tener uno para ser una lengua.
En la representación de la realidad tal y como es, no olvidemos que hablamos del siglo XVI, se encuentra una autentica revolución. Un giro al autentico humanismo artístico. La belleza idílica resulta placentera, pero no es real. Lo que Caravaggio proponía era bajar al arte de lo torre de marfil en la que ella misma se había encerrado y zambullirla en el mundo real.
¿Quién dice que no pintemos a Vírgenes y Santos? Pero hagámoslo tal y como podrían haber sido. No digo que no exista gente guapa en el mundo real y para nada Caravaggio solo pintaba a gente fea. A lo que me refiero a que no existen ancianos  sacerdotes de cuerpos musculosos como el Laoconte ni damas de belleza pura con un cuello tan alto como la cabeza. Caravaggio no propone pintar a gente fea porque sí, sino que representa las cosas tal y como son sin hacer uso alguno de reparo o consideración. ¿Qué hay que representar una decapitación? Pues no te ahorres ni una gota de sangre. Porque así es el mundo en el que vivimos, si te cortan sangras.
San Jerónimo Estridión es conocido en la religión cristiana por ser quien tradujo la Biblia al latín. En el renacimiento podemos ver a un hombre rodeado de libros. Se trata de un hombre de piel pulida y clara con una mirada viva y manos fuertes, cuyo único rasgo de vejez son las canas y la calvicie. Frente a este San Jerónimo, Caravaggio nos muestra a un hombre al que la vejez lo está dejando en los huesos y arrugado, que se dedica a traducir en una habitación a oscuras. Al igual que pasase con “La muerte de la Virgen”, el respeto hacia las figuras católicas había degenerado en un idealismo banal que nada tenía que ver con la realidad. ¿Un anciano traduciendo libros con una sonrisa de oreja a oreja? ¿Dónde se ha visto eso?
No os imagináis lo mucho que me puede llegar a joder tener que repetirme pero tiene que quedar claro. La representación naturalista de las figuras no debe satisfacer las excentricidades de un pintor loco, sino que cumple con una necesidad. La necesidad de que el arte haga un poco de autocritica y contemple como la idealización ha degenerado en pinturas que por muy bellas que sean no son sino una caricatura de la realidad.




divendres, 29 d’octubre del 2010

Caravaggio y la falta de decoro.

Una actuación indecorosa es aquella que se hace sin la honorabilidad que se debe, en principio, a una persona por motivos de nacimiento. ¿Por qué me molesto en explicar esto? Porque la falta de decoro será el principal fundamento de la siguiente revolución artística. Veamos un ejemplo:

A la izquierda vemos la obra “La muerte de la Virgen” de Bartolome Bermejo, y a la derecha vemos “La muerte de la Virgen” en esta ocasión de Caravaggio. Estas dos pinturas no sólo comparten título sino también escena, protagonistas, e historia. Aun así no podían transmitir sensaciones más diferentes. ¿A qué se debe este hecho? Claro está, a la falta de decoro.
En la obra de Bermejo aparece toda la parafernalia propia de la religión católica; los alos de luz en la cabeza, la Deidad que corona la composición e incluso la aparición de ángeles. Por su parte, Caravaggio renuncia a toda esta ornamentación, él basa su pintura en una mujer muerta rodeada de personas que la velan. No hay rastro alguno de espiritualidad en el cuadro de Caravaggio.
Bermejo representa una muerte llena de luz, magnifiencia y pomposidad, es decir, llena de respeto, pues es el fallecimiento de la figura clave de la religión católica. Pero la obra de Caravaggio carece de todo ese decoro. Lo único que indica que esa es la muerte de la Virgen Maria es el título. 
Todas estas diferencias vienen a corroborar una evolución artistíca dirigida al realismo. Un realismo que lleva a Caravaggio a despojarse de la belleza idealizada del renacimiento y representar toda la crueldad de la muerte incluso tratándose de un cuadro religioso.
Este cuadro en pleno siglo XVI fue un auténtico escándalo. Pensar que la Virgen María podía haber muerto pálida y rígida como cualquier persona era ofensivo para la Iglesia. A esto cabría añadir el rumor de que el modelo en el que se basa la figura de la Virgen es el de una prostitua muerta y el de los apóstoles en mendigos.

dimarts, 19 d’octubre del 2010

Un arte sin manual de instrucciones.

Una vez alguien dijo que el arte necesitaba de la libertad para sobrevivir. Una demostración de esta verdad es la existencia de diferentes tendencias dentro del arte, en este blog veremos muchas, pero la completa desaparición de preceptos. Incluso estas tendencias son fruto de la libertad, pues ¿que seria del Renacimiento si los artistas no hubieran tenido la libertad de modificar los estilos medievales?
Esta libertad llega hasta la base del arte. El lector fiel ya sabe que los artistas renacentistas buscaban la distinción individual a través de sus obras, lo que les llevara a asumir distintos métodos de creación. En esta ocasión nos centraremos en el predominio de la línea o del color en la obra.
Todo depende de cómo se oriente la pintura y, admitámoslo, de las cualidades y defectos del artista. Un pintor puede crear su obra a partir de los trazos, es decir, comenzar su obra dibujando las líneas que delimitaran a los personajes, al paisaje… etc. Una vez acabadas las líneas queda colorearlas cuidadosamente. Un claro exponente renacentista de este método es Botticelli. Las composiciones de este autor son dinámicas e, inclusive, ricas en color, no obstante están basadas en la línea. Todos los componentes del cuadro están claramente delimitados, lo que le permite explotar la virtud de sus trazos conformando figuras bellas y delicadas de una calidad técnica sublime.

También podían ser obras basadas en el color, es decir, tras un leve esbozo el artista utiliza gruesas pinceladas para conformar los componentes del cuadro. Estas pinceladas que podrían llegar a ser autenticas manchas de pintura, otorgaban una gran profundidad y expresión a las obras. Claros exponentes renacentistas de esta tendencia son Masaccio y ciertas obras de Miguel Ángel. Estos artistas definían sus figuras mediante la transposición de colores, sin prescindir del detallismo, ya que sus posibilidades en lo referente a la profundidad les permitía destacar incluso los pliegues de las ropas de forma más natural que a base de líneas. Eran pinturas de gran fuerza, ya que la potencia de los colores las hacía destacar de entre las demás.

¿Esta diferenciación implica que no había nadie capaz de combinar línea y color? Claro que no. Que se lo digan sino a Mantegna o a Parmigianino. Lo que ocurre es que el arte nunca ha recompensado en demasía a los que se mantenían en el punto intermedio. Estos artistas hacían obras que sacrificaban parte de la expresión del color en pos de la calidad técnica o viceversa.

divendres, 15 d’octubre del 2010

El camino hacia la belleza (Haciendo historia)

     Con la caída del Imperio Romano, la inestabilidad y la guerra acaparan toda Europa. Estas son guerras sin vencedores pero con pérdidas humanas, territoriales y culturales. Finalmente los siglos de muerte y sufrimiento acaban y, por primera vez en mucho tiempo, la gente se para a mirar lo que ahí a su alrededor. La desolación se encontraba en todas partes.


     Durante las guerras los pocos vestigios de arte eran el románico y el gótico. El románico fue un estilo profundamente influenciado por la manifestación de la fe cristiana. Una manifestación de fe que dotaba a la pintura de un carácter adoctrinador. Estas eran representaciones planas, estereotipadas y carentes de cualquier innovación técnica. Más que arte era una simple materialización pictórica de sermones católicos. Con el gótico aparecen mejoras técnicas, los trazos se tornan más vistosos, las representaciones se contextualizan en un fondo... etc. Aun así el arte continúa con su carácter adoctrinador. Carácter que impide al artista alcanzar la perfección técnica e ideológica necesaria para convertir manchas de pintura en arte.
     Gracias a la llegada de la paz los recursos antes destinados a la guerra se centran en la cultura. Es ahora cuando surgen las teorías humanistas y con ellas una nueva visión del mundo. El hombre es el eje de la política, la economía y el arte. Este nuevo ideario crea una confrontación entre los artistas contemporáneos y los estilos medievales.
     En este momento, el artista se encuentra huérfano de cultura. La sociedad se ha pasado muchos siglos en guerra y los estilos medievales son rechazados. Este hecho será el que creara un vacio en el artista, quien acabara buscando inspiración en algo más antiguo que las guerras: la cultura clásica.
     Junto a las ruinas de los templos clásicos el artista encuentra vestigios de un arte basado en los preceptos de equilibrio, luminosidad y perfección. Gracias a los manuscritos antiguos el artista descubre como los griegos ansiaban la belleza y como llegaban hasta ella mediante numerosos estudios sobre la proporción y simetría del cuerpo humano.
     En los manuscritos clásicos el artista encuentra quien le habla de belleza y él condenado como estaba a las bruscas representaciones medievales, se deja convencer. Así nació el Renacimiento. El renacer de la virtud sobre lo estereotipado, de la belleza frente a la hosquedad, de la virtud frente a la tosquedad.
     Con el Renacimiento. La belleza lo adueña todo. Los encargos empiezan a dejar paso a las pretensiones estilísticas en detraimiento del mensaje adoctrinador. La Iglesia rehusara de la transmisión de mensajes directos, no tanto por deseo propio sino del contexto de la época.
     Las representaciones planas de los personajes católicos comenzaran a adquirir textura y profundidad bajo los preceptos clásicos. La belleza y equilibrio llegaran hasta las representaciones eclesiásticas mostrándonos a hombres musculosos y esbeltos además de mujeres de rostros angelicales y puros. Los paisajes tendrán un mayor protagonismo. En estos paisajes la luz lo acapara todo, y las colinas verdes se convierten en el fondo preferido de los renacentistas.

dijous, 30 de setembre del 2010

El significado de las cosas

Resulta curioso ver como se puede malograr una palabra con el paso de los tiempos. Hoy en día parece imposible desligar el término “Romanticismo” a literatura rosa o hazañas amorosas. Sin dejar de ser correcto, este significado, está incompleto.
¿Qué dirían los bravos piratas y los despiadados cosacos de Espronceda frente a las actuales películas “románticas”? ¿Que opinaría Allan Poe, quien se caso con su prima adolescente con síndrome de Down; a la que no dudaba en engañar después de su segunda cerveza, al ver como se tilda de romántico a la última celebridad del papel cuche por haberse casado en un yate?
El romanticismo nació como sentimiento puro. ¿Amor? Por supuesto. ¿Solo amor? En absoluto. El sentimiento romántico se basa en una libertad, que lleva inexorablemente a la soledad junto a un posterior desconsuelo, y en la búsqueda del sentimiento, búsqueda que les llevara a codearse con el hedonismo más clásico.
He ahí la importancia de esta obra “El caminante sobre un mar de nubes”, pues, damas y caballeros, nos encontramos ante la máxima expresión pictórica de lo que implica el romanticismo. ¿Qué mejor forma de explicar un sentimiento que una metáfora?
 A Caspar David Friederich, autor de la obra y exquisito paisajista, poco le importaban los escaladores y las montañas, ya que su idea no era pintar la realidad sino el sentimiento. Quien se obceque en ver solo lo que está pintado se perderá el significado de las pinturas, igual que solo leerá letras en un libro.
Es obvio que no nos encontramos ante un caminante literal, igual que no nos encontramos ante una montaña ni unas nubes literales. El caminante no es más que un buscador que ha seguido su duro camino, para detenerse ante su objetivo. Un objetivo difuso y nebuloso. ¿Qué encontramos entre las nubes? Una quimera. Son nubes sin forma, que el caminante escrudiña intentando vislumbrar en ellas lo que tanto ansia, el autentico sentimiento.
¿Qué sentimiento? ¿El amor de los poemas de Becker? ¿La crítica de los artículos de Larra? ¿El suspense de las novelas de Bram Stroker?  Damas y caballeros, nos encontramos frente a la quimera del sentimiento romántico. Y esa quimera es la que desarrolla la utopía romántica. La utopía de poder escribir sobre mil sentimientos a sabiendas de que solo hay uno que bien vale un poema.