dijous, 16 de desembre del 2010

Mimetismos de un instante.

Toda acción conlleva una reacción. Lo mismo pasa con el arte. Hagamos memoria y comprobemos que estilos artísticos estaban en vigor en el siglo XIX. Por una parte nos encontramos con un neoclasicismo donde todo atisbo de decoración ha sido eliminado en pos de un mensaje idealizador. Por otra parte tenemos un realismo estrictamente sobrio y donde lo primordial es el análisis de la situación. En ambos casos tenemos estilos artísticos muy académicos y técnicamente anclados.  
Frente a este hecho los artistas reaccionaron aborreciendo esas obras tan densas con un mensaje tan claro y transcendental. Estos artistas deseaban encontrar un arte puramente recreativo, un arte con el que pudieran evadirse de los mensajes y centrarse en el disfrute del arte como tal. Estos artistas acabarían conformando lo que hoy conocemos como impresionismo.
"La merienda campestre" de Eduard Manet (1863)

El impresionismo busca aquello que no encontraba en los estilos anteriores. Busca la recreación visual a través de obras bellas llenas de color, pero sobre todo por la innovación técnica. Es ahora cuando aparecen técnicas como el puntillismo, componer las pinturas a través de puntos de distintos colores, y los punteados, crear las figuras a partir de pinceladas cortas y gruesas. Toda esta recreación visual les llevaría a experimentar un hedonismo sensitivo.
"Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte" de Georges Seurat (1884-1886)
Para los impresionistas sus obras no requerían de grandes motivos ni mensajes, es más, desechaban los mensajes y los trasfondos que restaran importancia al fruto de sus pinceladas. Lo importante era el disfrute de la obra y el hecho de colocar en ella algo que no dotara a la composición de mayor belleza o capacidad sensitiva era prescindible, por no decir desechable. De aquí que las obras impresionistas estén impregnadas de temáticas cotidianas. 
Abunda la búsqueda por representar lo inmediato, el instante, el cambio. Buscan transmitir las sensaciones que implican las escenas pero a través de la técnica, no de las figuras. En los cuadros impresionistas las figuras sirven para identificar la escena y dotarla de un mínimo contexto para que el artista pueda desplegar todas sus dotes técnicas. En estas pinturas cobran más importancia los trazos que las propias representaciones.
"Estacion de Saint Lazare" de Claude Monet (1977)
Mientras que el realismo pugnaba con la fotografía en capacidades representativas, los impresionistas se esfuerzan por aumentar aún más su distancia con la fotografía. Dejan claro que una cosa es hacer fotos y otra hacer pintura. Sus obras no son las que mejor representan las cosas, para eso ya está la fotografía, pero si la que mas transmiten, la que mas innovan y la que son capaces de llevar al arte por nuevos derroteros después de siglos conformándose con dibujar las cosas tal y como son en la realidad.

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