diumenge, 12 de desembre del 2010

La realidad

Si la Revolución Francesa marco el camino a seguir para el neoclasicismo, ahora serán las teorías de Marx y Engels las que abrirán el camino a un nuevo estilo artístico. El marxismo desarrolla las ideas socialistas, donde las organizaciones proletarias tienen una gran relevancia. Es ahora cuando se acuñan términos como “enfrentamiento social” y “lucha de clases”. A modo de compromiso con estas nuevas teorías sociales, los artistas adoptan una actitud de apoyo para con las clases trabajadoras. Esta nueva visión del arte se dará a conocer como realismo.
"El vagón de la tercera clase" de Daumier (1860-1864)
Un realismo que rechazara rotundamente la subjetividad pictórica y el carácter evasivo de la pintura.
En el realismo lo primordial es la realidad. Las aspiraciones del artista pasaran por concebir un reflejo fiel del contexto que le rodea. Un reflejo objetivo, que  rehuirá de cualquier atisbo de artificialidad. Estas serán obras densas. Abundan los detalles, las texturas y las figuras.
El realismo como tal, es decir, sin tener en cuenta las obras puramente comerciales, desecha la personalización. En ningún caso una única persona será la protagonista de la acción. Los individuos aparecen como un elemento más dentro de la obra. Se retrata a personas dentro de una escena que les dé sentido, que explique su situación y que muestre su posición dentro del conglomerado de la sociedad.
"El ángelus" de Millet (1857-1859)
Existe una variante del realismo, el realismo francés para ser exactos, que permite la intromisión del carácter recreativo en la pintura. Es aquí donde los paisajes tendrán un gran protagonismo. Unos paisajes puramente sublimes. Vemos como todas esas técnicas, que habían estado dirigidas al análisis del contexto social, encuentran un lugar donde son utilizadas para describir bellos y emblemáticos paisajes. Estos son paisajes vastos en detalles, pudiendo diferenciar cada hoja y arruga en la corteza de los arboles.
"El puente de Nantes" de Carot (1868- 1870)
Con todo esto pretendo mostrar como el realismo es fruto del marxismo, no confundir con comunismo. Como el espíritu marxista provoca que los artistas se planteen la observación y análisis de su alrededor. Como toda esta observación y análisis se traduce en obras repletas de detalles y recovecos donde no hay lugar para florituras ni ostentaciones vánales, pues esta decoración trastornaría todo el estudio de la realidad que conllevan estas obras. Resulta curioso comprobar cómo un estilo tan puramente académico o, por lo menos, no recreativo, pueda potenciar de una forma tan potente una rama artística tan gratuita y distraída como lo es el paisaje.

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