diumenge, 28 de novembre del 2010

Ideas y mensajes

Después de la Revolución Francesa, Europa se caracterizaba por la inestabilidad social y política. Esta inestabilidad se debe a la abolición del Antiguo Régimen y al establecimiento de un nuevo orden social. Para sofocar esta inestabilidad se intento establecer unos valores humanos que permanecieran tras el trascendental cambio social que estaba aconteciendo. La principal herramienta para implantar estos valores fue el arte y en especial el neoclasicismo.
El carácter moralizante del neoclasicismo se refleja en los temas elegidos. Priman la temática mitológica, acogiendo como protagonistas héroes que representan una serie de valores como, por ejemplo, el patriotismo, la abnegación, o la dignidad. Las obras neoclásicas están repletas de alegorías pictóricas que transmiten las inquietudes morales del artista.
"El juramento de los Horacios" de David (1785)
En lo referente al apartado técnico destaca el predominio de la línea sobre el color y la desconfianza hacia las representaciones que imiten texturas o efectos lumínicos. Son unas pinturas sobrias que rehúsan de cualquier tipo de ornamentación que no haga referencia al mensaje moralizante, que contienen. La importancia del mensaje se materializa en la búsqueda de la claridad y las composiciones sencillas, todo esto para centrar la atención del público en lo esencial, eliminando, para ello, cualquier tipo de escorzos, decoraciones y perspectivas.
El objetivo del arte neoclásico no se puede separar de su carácter moralizante y, prácticamente adoctrinarte. En el neoclasicismo nos encontramos con obras cuya intención es la de conmover al espectador para despertar en él sentimientos virtuosos y moralmente elevados.  

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