Me he jactado de decir que el valor de las obras de Van Gogh radica en su aparente sencillez. Pues es capaz de conseguir una autentica sensación de profundidad a través de pinceladas gruesas y, a priori, intuitivas. Precisamente gracias a esta sencillez podemos observar claramente aspectos técnicos en las obras de Van Gogh.
Hay temáticas que invitan a decantarse por una u otra técnica a la hora de representarla, por eso optare por una temática neutra y representativa dentro de la pintura de Van Gogh. Me refiero ¿cómo no? a sus autorretratos.
A lo largo de su carrera, Van Gogh, en su búsqueda por representar el instante, dedico muchas de sus pinturas a plasmar su propia imagen. A pesar de ser una temática aparentemente tan neutra y estéril, estos cuadros poseen una gran fuerza. Gracias a estas obras no solo podemos ver la evolución física del artista sino una evolución artística.
Estos autorretratos comienzan en Paris el año 1886. Estos son unos cuadros descontextualizados, pues no existe ningún detalle que nos indique la situación del artista. Aun así estas serán los más detallistas: los rasgos de su cara se definen más fácilmente gracias a la utilización de sombras y aparecen objetos nítidos como pipas de fumar o lienzos. Estos también son los más oscuros y lúgubres dentro de su repertorio.
La segunda etapa dentro de los autorretratos son los de Paris durante los años 1887 y 1888. Estos cuadros comienzan a conseguir el colorido que caracterizaran las obras de Van Gogh. La pincelada se vuelve más gruesa e independiente. Esto provoca que se pierda detallismo en la representación pero sorprendentemente se consigue una mayor sensibilidad
Los siguientes cuadros son los que Van Gogh pinto durante su permanencia en el manicomio de Arles los años 1888 y 1889. Es en esta etapa cuando apareen los autorretratos más completos. Comienzan a emerger pinceladas más gruesas que se combinan con las cortas para crear representaciones entrañables. Cabe destacar la aparición del primer autorretrato contextualizado.
La última etapa en los autorretratos de Van Gogh hace referencia a su salida de Arles y su posterior llegada a Saint- Remy en 1889. Son los cuadros más sobrios del artista. Quizás debido a la obligación de demostrar algo, teniendo en cuenta de donde provenía. Estas son unas representaciones melancólicas donde las pinceladas gruesas y potentes adquieren una mayor soltura pero continúan siendo las principales protagonistas de unas obras llena de fuerza, de pasión y, en definitiva, de arte.